sábado, 6 de noviembre de 2010

¿De qué escriben las mujeres?



Hace algunos días asistí a una conferencia de un escritor colombiano, quien dijo que la industria editorial en Colombia está a la caza de mujeres escritoras que no escriban sobre los mismos temas de siempre. Como por ejemplo: La semana pasada me comí cinco, soy una tigresa en la cama, para el sexo nadie mejor que yo, he salido con tantos hombres que ni me acuerdo. Justamente ese era el tema que había escogido para mi primera novela, ya hasta había contactado a mi prima, la prepago, para que fuera el personaje principal de la obra.  

Este mismo escritor propone que las mujeres escritoras les cuenten a los lectores   acerca del misterioso mundo femenino. Que tanto hombres como  mujeres están interesados en leer y aprender de éste enigmático universo. Como supuestamente las mujeres somos de Venus y nadie nos entiende (afortunadamente con los marcianos  hombres no hay problemas de entendimiento e interpretación. Ellos saben perfectamente que es lo que quieren y lo expresan con claridad),  es importante que las mujeres contemos como se vive en el extraño y complicado mundo venusiano.  A lo cual yo me pregunto. Si no es de sexo, ¿cuáles son esos temas tan interesantes de los que el público quiere aprender acerca de  las mujeres?. La menopausia y yo, cuánto costó el ultimo mercado, el primer día del niño en el kínder, me dejaron por una más joven y atractiva,  un día de SPA.  Aparte que son a mi modo de ver argumentos bastante cursis, trillados y ridículos, hay un agravante; yo  no puedo escribir sobre esos temas. Como no me he casado no me he separado, no he llevado a nadie al kínder, no merco y aún no he llegado a la menopausia.  Según el conferencista, mi vida como escritora acababa de morir.  

Por qué no volvemos al sexo y nos dejamos de pendejadas, pensaba yo tratando de salvar mi prometedora carrera literaria.  Además ¿hay algo que venda más que el sexo?, no creo.  Las líneas calientes son un negocio redondo; cada vez hay más sex shops en las ciudades;  los moteles, las residencias y las páginas web de sexo son los sitios más visitados por los terrícolas.  

En medio de mi profunda tristeza al saber que no tenía tema para mi novela y que mi carrera literaria estaba a punto de concluir, ocurrió un milagro.  El universo me iluminó con la llama violeta transmutadora,  el rayo dorado entró por mi séptimo chacra e inmediatamente como una revelación divina se me ocurrió el tema espiritual.  Con tanto curso, taller, seminario al que he asistido sobre la Nueva Era, sumados a las miles de horas en audio y video que me he tirado en lo mismo, más cientos de hojas leídas de cómo alcanzar la iluminación, el nirvana, la conexión con el infinito, tengo ya  suficiente documentación para empezar mi obra.  Un amigo que estaba sentado  a mi lado al enterarse del cambio de tema me dijo: Ole,  usted como pasa de rápido del sexo a la espiritualidad. Y viceversa, así que píntela papito, le contesté. Cuando creía haber salvado mi carrera como escritora, el conferencista dijo: Cualquier tema es válido, excepto el espiritual. ¡No! Grité desesperada en medio del auditorio. Retomó diciendo: El que no tiene nada más que hacer y se cree escritor publica libros de espiritualidad o de la vida en cautiverio.

De eso hace ya quince días y aún no me repongo del duro golpe que me dio el  colega. Como aún no he podido identificar un tema sobre el cuál escribir mi primera novela, le pido querido lector que me envíe sugerencias de posibles argumentos para mi obra y salvar entre todos  a esta promesa de la literatura colombiana.