Después de doce horas de viaje por tren desde Varanasi, la
capital sagrada de la India, llegué a Khajuraho con la expectativa, un tanto
morbosa, de conocer aquellos impresionantes templos eróticos que siempre me
habían llamado la atención, y que son toda una alegoría al placer y a la
lujuria.
Ubicado a 598
kilómetros al Sureste de Delhi, en el Estado de Madhya Pradesh, Khajuraho,
sería otro pueblo cualquiera del centro de la India sino fuera por haber
heredado un grupo de templos extraordinarios que le han situado en el primer
plano de atención mundial y que, según las guías turísticas, es uno de los complejos
arquitectónicos más atractivos del país. Es así como este pequeño pueblo se ha
convertido en destino turístico: de indios y extranjeros. Arqueólogos, antropólogos,
artistas que vienen a deleitarse con su belleza, turistas libidinosos como yo que
venimos a ver de primera mano y en tamaño gigante las posiciones del Kamasutra. La atracción que sentimos hacia
el sexo nos hace recorrer miles de kilómetros hasta llegar a este lugar perdido
del subcontinente.
Hace mil años se
construyeron ochenta y cinco extraordinarios templos, cerca de lo que hoy es Khajuraho, bajo el patronato de los
reyes Chandella, quienes gobernaron
en esta región desde el siglo IX hasta el XIV. Los restos de sólo veinticinco
de estos templos perduran, esparcidos en un área de veintiún kilómetros
cuadrados alrededor del pueblo. Fueron declarados por la Unesco como Patrimonio
de la Humanidad en 1.986.
Durante muchos
siglos Khajuraho fue un pueblo escondido
entre densas selvas, fue sólo hasta 1.838 cuando un ingeniero del Ejército
Británico, el capitán T.S. Burt, lo encontró por casualidad. Su inaccesibilidad
hizo posible que se salvara de la destrucción llevada a cabo por los musulmanes
en 1.818.
En la
actualidad, Khajuraho, tiene una población
estimada de 20.000 habitantes, una sola
calle principal, varios hoteles de primera categoría y una gran cantidad de
hostales. Además, tiene aeropuerto para vuelos domésticos con conexión a las
principales ciudades del país, está en construcción el aeropuerto internacional
y cuenta con la única estación de trenes limpia (sin ratas) que he visto hasta
hoy en la India.
Estos templos
son una real y auténtica manifestación del amor, la vida, el goce y el disfrute
de los placeres carnales. Las esculturas eróticas, sujetas a múltiples
interpretaciones, son las mas conocidas, pero constituyen solo una
pequeña parte del total de los templos.
Existen varias teorías
del porqué de la construcción de estos templos. Unos se la atribuyen a un sueño
que tuvo el rey Chandravan en el cual
su madre se le apareció y le ordenó construir estos templos en los que se revelarían
las pasiones que gobernaban a los seres humanos y, al hacerlo, lograría una
comprensión de la vacuidad del deseo. Los Chandellas
eran creyentes de los poderes del tantrismo, es por eso que los templos de Khajuraho representan la expresión de
una cultura altamente civilizada en términos de sexualidad.
Otra teoría dice
que la erótica de Khajuraho tiene un
propósito específico, la de educar en las artes amatorias a los jóvenes que en
aquella época y siguiendo la ley hindú de ser Brahmacharis, —período de tiempo entre los 14 y 20 años cuando los
jóvenes se dedican al estudio de los textos sagrados: los Vedas y los
Upanishads, vivían aislados y en estricto celibato hasta que alcanzaran la edad
adulta—. Era por medio del estudio de estas esculturas y las pasiones
terrenales que ellas representan que se preparaban para el riguroso
cumplimiento de su papel como fervorosos maridos. Vale la pena mencionar que en
la India antigua el Kamasutra era
enseñado a los hombres para convertirlos en excelentes amantes y satisfacer sexualmente
a su mujer. Qué falta hace, por estas indias occidentales, que algunos
caballeros tomen clases de Kamasutra.
Las fabulosas
orgías que, me imagino, se realizaban por estas tierras durante la época de los Chandella, se pueden ver en las franjas narrativas continuas que
representan la vida cortesana, la música, el baile, batallas, desfiles,
rituales, ceremonias, vida doméstica y parejas amorosas. Tanto en las bandas exteriores
como interiores de los templos se pueden apreciar las celebraciones de la forma
humana. En estas representaciones de la vida se pueden ver parejas, tríos,
ayudantes, acompañantes, divinidades, reyes,
reinas, siervas, cortesanas, ángeles, querubines. Por eso digo: ¡grandiosas orgías!
Masturbación femenina, sexo oral, el famoso 69, penetración anal; todo un rosario
de posibilidades eróticas. Una manifestación artística de la función orgánica
más reprimida, estigmatizada y endiablada por las religiones occidentales. Está
claro que en época de los Chandella
el sexo no representaba ni el pecado ni la culpa que luego le atribuyeron los
invasores descendientes del judaísmo: musulmanes y cristianos.
Las figuras
humanas que se observan en estos templos son sensuales, coquetas, alegres,
graciosas, nos hacen pensar en un sentimiento de unidad con la naturaleza y de
un sentido de bienestar. Los animales reales y míticos también están presentes
en todos los templos.
Los artistas Chandella decidieron mostrar a la mujer en
toda su belleza y esplendor. En estas majestuosas tallas de piedra arenizca se
ven mujeres sensuales de senos grandes,
cinturas pequeñas, caderas anchas. Y
siempre en posiciones eróticas que incitan el deseo.
También están
representadas las divinidades más importantes del hinduismo, Brahama, Shiva, Vishnu, Parvati, Lakshmi, Ganesh, pero pasan desapercibidos a la vista de los turistas morbosos como yo, que si
no es porque el guía se empeña en hacerme desviar la mirada de las majestuosas
clases de Kamasutra en tamaño gigante
hacia el panteón hinduista, creo que nunca me hubiera dado cuenta de que
estaban por aquí.
Fue imposible no
percatarme de lo difícil que puede llegar
a ser la práctica del Kamasutra;
las complicadas posiciones son todo un
reto a la flexibilidad y ponen al practicante en riesgo de, literalmente,
desnucarse.
No está demás recomendarles que
antes de aventurarse con este antiguo arte, primero consulten con su
ortopedista.
Khajuraho es la máxima expresión de la sensualidad,
un culto al amor, a la lujuria, a la locura erótica y a ese continuo movimiento
energético que son la vida y sus pasiones.
me encantó!
ResponderEliminar