La semana pasada recibí un correo con unas recomendaciones sobre etiqueta y protocolo que quiero compartir hoy con ustedes. Tal vez tengan algún vecino,
amigo o familiar a quien consideren importante “sugerirle”, respetuosamente,
este artículo. Por mi parte va dedicado, con mucho cariño, a varios de mis
allegados.
La prepotencia desenmascara a los nuevos
ricos: Advenedizo que se respete
siempre está haciendo alarde de sus conocimientos, de sus viajes, de sus bienes.
Olvidándose de su origen humilde, y de sus primos vigilantes y conductores, ponen
distancia entre ellos y el populacho, haciéndose llamar doctor, señor, don, como
si los títulos les hicieran dejar de lado los años de hambre y pobreza que vivieron,
o a las primas putas que dejaron en el pueblo. Porque eso sí, nuevo rico o no, que
tire la primera piedra el que no tenga una antecesora puta. Si usted es nuevo
rico, le aconsejo que mire a su alrededor, observe cómo los “ricos de cuna” tratan
a las personas y cópiese de ellos. Así por lo menos estaría tratando bien al prójimo. Aunque de todas formas se va a delatar por
otros signos como la exhibición de marcas en su vestuario, las clases de golf después
de los 30 años, el carro coreano con apariencia de alemán.
Hay que entender que la fiesta terminó y no ser el último en
irse: Esta recomendación la hago especialmente para mí. Para que me quede
claro y por escrito que no es elegante ayudar a subir las sillas, a recoger los
manteles, las copas y los vasos. O peor aún,
pedir un último trago “el de pirnos” cuando los dueños de la casa han finalizado
la fiesta. Si los anfitriones llevan dos
horas bostezando, es recomendable que se despida. Porque como dice un amigo, si
no ha conseguido polvo antes de las 3 de la mañana ya no lo va a conseguir.
En el auto nada de adornos, sillas de montar, muñecos,
zapaticos de bebe, camándulas, osos de peluche pegados a las ventanas, perros
de plástico que mueven la cabeza, etc.: En serio, no insista en convertir su vehículo en una
feria de artesanías móvil, no es distinguido. Por el contrario, es lo más
“mañé” que existe. Si quiere guardar como recuerdo los primeros zapaticos de su
hijo, está muy bien, pero no los exhiba en el espejo retrovisor del carro. Quite,
inmediatamente, esos avisos amarillos que dicen, por ejemplo, “Si puede leer
esto es porque está muy cerca”. Las
ventanas y los espejos en los vehículos están diseñados para la visibilidad del conductor y no como
escaparate de “mañesadas”.
Para los hombres: Camisetas sin mangas ni para el gimnasio. Señores, las
camisetas sin mangas no son sexis. Con todo respeto, son “ñucas” y muy
desagradables a la vista. Sólo se aceptan en los shows de estriptis masculinos,
donde hasta las tangas narizonas de leopardo se admiten.
Es incómodo para la visita el perro o el gato
demasiado cariñoso: Esta sugerencia va
dedicada con amor y paciencia a mi mamá, que piensa que la perra de la casa es un
miembro más de la familia. La amistosa chanda
saluda a las visitas ensuciándoles la ropa con las patas o con el hocico y cuando
estamos sentados a la mesa, el ejemplar canino sin ninguna clase de educación,
sube las mugrientas extremidades al regazo del comensal, todo esto con la
sonrisa cómplice de mi madre y un insignificante: eso no se hace “Dolores”, que
es como se llama la perra. Cada uno hace
en su casa lo que se le da la gana, ni más faltaba, pero si piensa tratar a su
mascota como humano y no como animal, por lo menos tenga la cortesía de avisar,
así uno decide si va o no a su casa, ya
que existimos algunos seres humanos a quienes nos desagrada tomar leche en el mismo
plato que toma el minino bigotudo.
Y
la peor de todas, la lluvia de sobres de las fiestas: No sé cuándo,
quién y dónde se inventó esta desagradable moda, lo que sí está muy claro es
por qué o más bien para qué. Para hacerle pagar a los invitados el
viaje a Europa de la quinceañera. O la cuna del bebe que
está por nacer.
Si no tiene plata
para casarse, no se case, pero los invitados al matrimonio no tienen porqué subsidiarle
la lavadora, la nevera y los muebles. Si el amor que los une es tanto que no
pueden esperar, compren una nevera de icopor, laven la ropa a mano y tiendan
una estera, pero no le pidan dinero al prójimo para amoblar la casa.
Quién ha dicho
que se debe cobrar por la primera comunión, el matrimonio, los
quince de la muchachita o el grado del escuincle. Las dos primeras son ceremonias
religiosas, con que informe a su dios es más que suficiente, los mortales no necesitamos
enterarnos, y mucho menos patrocinar la Luna de Miel. Si el matrimonio es por
lo civil, sólo necesita al notario y a dos testigos, no a doscientos espectadores
que le financien el mobiliario. El grado del colegio o de la universidad no hay
necesidad de festejarlo, deje la fiesta para el día que consiga trabajo, que
como está la situación, eso sí amerita celebración.
Con esta moda, no
sólo lo ponen a uno en una situación incomoda con respecto a la denominación
del billete que se ha de introducir en el sobre, sino que luego vienen las
habladurías. Me parece oír a algunas y
algunos (porque aunque lo nieguen los hombres también son chismosos): Si
me suponía que “Esperancita” estaba mal económicamente, has visto cómo se ha
dejado, últimamente, las canas, ni para el tinte tiene. Y a la niña sólo le dio
veinte mil pesos. O ¡qué tal los Pérez!
vinieron los cuatro y trajeron cincuenta mil, eso no costó ni el puesto de uno.
Y ya para
terminar, una última recomendación, no se dice Langosta Terminator, se dice Thermidor.
Espero que les
sea de utilidad mis recomendaciones, yo de todas formas, y por si acaso,
seguiré yéndome de las fiestas de última, nunca se sabe que trae el amanecer.
También puede leerme en: www.kienyke.com/kien-bloguea/la-monogamia-dura-cuatro-anos
También puede leerme en: www.kienyke.com/kien-bloguea/la-monogamia-dura-cuatro-anos
Razón tiene mi amigo W. (omito el nombre para evitar fruncidos faciales) cuando dice: "gasto lo que no tengo, comprando lo que no quiero, para agradar a las personas que no vale la pena".
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarMi querida Gladys, si tu amigo W es nuestro querido amigo Winston, puedes mencionarlo en mi blog sin ningún problema. La casa hizo una deliciosa excepción en este caso en particular. Si no es él, mejor que te reserves el nombre para evitar fruncidos faciales. Un abrazo.
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